"Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío"   Don Quijote de la Mancha

sábado, 28 de marzo de 2015

John Rawls: Teoría de la justicia. El utilitarismo


El principio de utilidad dice que una sociedad está correctamente ordenada cuando sus instituciones maximizan el equilibrio neto de satisfacción. El principio de elección para una asociación de hombres es interpretado como una extensión del principio de elección de un solo hombre.

A Rawls no le parece posible que personas supuestamente iguales pudieran convenir en un principio que proporcionara menores perspectivas vitales para algunos con el objeto de conseguir una mayor cantidad de ventajas disfrutadas por otros. Dado que cada uno desea proteger sus intereses y su capacidad de promover su concepción del bien, nadie tendría una razón para consentir una pérdida duradera para sí mismo con objeto de producir un mayor equilibrio de satisfacción. Un hombre racional no aceptaría una estructura básica simplemente porque maximiza la suma algebraica de ventajas, sin tomar en cuenta sus efectos permanentes sobre sus propios derechos e intereses básicos. Entiende por tanto que “el principio de utilidad es incompatible con la concepción de cooperación social entre personas iguales para beneficio mutuo”.

En realidad Rawls se propone elaborar una teoría de la justicia que suponga una alternativa al pensamiento utilitarista. Según esta doctrina, “cuando las instituciones más importantes de la sociedad están dispuestas de tal modo que obtienen el mayor equilibrio neto de satisfacción distribuido entre todos los individuos pertenecientes a ella, entonces la sociedad está correctamente ordenada y es, por tanto, justa”. Es decir, en la visión utilitaria de la justicia no importa cómo se distribuya la suma de satisfacciones entre los individuos, lo importante es que esta suma de satisfacciones sea máxima. El problema que encuentra Rawls en el utilitarismo consiste en que el principio de elección para una asociación de hombres se interpreta como una extensión del principio de elección de un solo hombre. Es decir, si una persona actúa de manera correcta cuando trata de obtener el mayor beneficio posible sin afectar a otros, ¿por qué la sociedad no habría de actuar conforme al mismo principio aplicado al grupo?. Sin embargo en la justicia como imparcialidad, “los principios de elección social y por tanto los principios de justicia, son ellos mismos objeto de un acuerdo original. No hay razón para suponer que los principios que debieran regular una asociación de hombres sean simplemente una extensión del principio de elección por un solo hombre”. Si suponemos que el principio regulador correcto para cualquier cosa depende de la naturaleza de la cosa, y que la pluralidad de personas distintas con sistemas de fines separados es una característica esencial de las sociedades humanas, no deberíamos esperar que los principios de elección social fuesen utilitarios. No obstante, a Rawls le parece más razonable la modalidad de utilidad media. El principio de utilidad media exige que la sociedad maximice no el total sino la utilidad media (per capita).

Hay que hacer notar que el utilitarismo es una teoría teleológica. En estas teorías el bien es definido independientemente de lo justo, y lo justo es definido como aquello que maximiza el bien. Por el contrario, la justicia como imparcialidad es una teoría deontólogica y es por ello por lo que está construida sobre los cimientos de la ética kantiana.

Es interesante puntualizar, que el utilitarismo se interpreta como una teoría individualista. Los grandes utilitaristas del pasado (Hume, Mill, Bentham o Smith) eran economistas, defensores de la libertad en general que consideraban que el bien de la sociedad estaba constituido por las ventajas gozadas por los individuos.

Por último, es interesante señalar que esta noción de utilidad ha sido abandonada en buena medida por la teoría económica de las últimas décadas; se ha pensado que es demasiada vaga y que no desempeña ningún papel esencial para explicar la conducta económica. En la actualidad, la utilidad se entiende como una manera de representar las decisiones de los agentes económicos y no como una medida de satisfacción.

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