"Dichosa edad y siglos dichosos aquéllos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío"   Don Quijote de la Mancha

lunes, 21 de septiembre de 2015

El marxismo hoy según Hobsbawm


Hobsbawm ha sido uno de los más grandes historiadores del siglo XX. Marxista convencido ha escrito una de las trilogías más importantes en los últimos cien años, “Las Eras”, y una historia del siglo XX que se ha convertido en una obra de referencia. En una de sus últimas obras, “Cómo cambiar el mundo”, nos habla entre otras cosas del marxismo y del Marx del siglo XXI.

Un día, George Soros le preguntó lo que pensaba de Marx. El historiador no quiso polemizar con el magnate y este último terminaría diciéndole: ”Hace 150 años este hombre descubrió algo sobre el capitalismo que hemos de tener en cuenta”. La visión de Marx de que el capitalismo es una modalidad históricamente temporal de la economía humana, que opera expandiéndose y contrayéndose, y que por tanto genera crisis y se autotransforma, continúa estando vigente. Como dijo Jacques Attali: “Los filósofos anteriores a Marx pensaron en el hombre en su totalidad, pero él fue el primero en aprehender el mundo en su conjunto, que es a la vez político, económico, científico y filosófico.

Según Hosbawm el marxismo no ha muerto; este pensamiento todavía puede aportar mucho a aquellos que desean una sociedad mejor de la que tenemos hoy. A pesar del convulso siglo XX, el pensamiento de Marx en el mundo actual vive, ha recobrado fuerza aunque contiene un mensaje diferente al que ha tenido en el siglo pasado. Sabemos que con la caída de la URSS, los regímenes comunistas desaparecen, y allí donde sobreviven abandonan el proyecto marxista leninista; esto permitirá a Marx liberarse de la identificación pública con el leninismo. Pero por otro lado, el mundo capitalista globalizado que se crea a partir de 1990 otorga credibilidad al pensamiento de Marx al constituir una imagen bastante realista del mundo que él anticipó en el “Manifiesto Comunista”.

“El marxismo del siglo XX no se sustenta en el pensamiento de Marx, sino en interpretaciones o revisiones póstumas de sus obras […] Gran parte de los debates marxistas del siglo XX son específicos de la época y no se encuentran en Karl Marx, en particular la disputa sobre cómo podía o debería ser en realidad una economía socialista, que surgió en gran medida de la experiencia de las economías de guerra de 1914-1918 y de las revolucionarias crisis de posguerra”

Por tanto, que el socialismo fuera superior al capitalismo en lo que se refiere al desarrollo de las fuerzas de producción no es algo dicho por Marx, sino que este, pensaba más bien que el capitalismo provocaba crisis periódicas de superpoblación que acabarían revelándose como incompatibles con el propio sistema capitalista generando conflictos sociales que acabarían con el propio sistema.

De todas formas, lo que pretende dejar claro Hobsbawm es que “el socialismo en su forma del siglo XX, está muerto. El socialismo, tal como se aplicó en la URSS y las otras economías centralmente planificadas, es decir, economías dirigidas teóricamente sin mercado, propiedad del Estado y controladas por el mismo, han desaparecido y no resurgirán”. Ese socialismo del siglo XX no es el socialismo de Marx. Este nunca dijo nada sobre las economías e instituciones económicas en el socialismo, ni siquiera nada sobre la forma concreta de la sociedad comunista, excepto que no podía ser construida ni programada, sino que evolucionaría a partir de una sociedad socialista.

Cuando finalizó la primera guerra mundial, los comunistas rusos se encontraron con unos problemas para los que no estaban en absoluto preparados; no existía ninguna guía, no podían mirar al pasado para saber cómo resolver el presente. Así ocurrió con la nacionalización de la industria y con la planificación de la economía sobre la que Marx nada dijo y sobre la cual se tomaron medidas totalmente improvisadas. Una de las prácticas habituales de los comunistas rusos fue lo que se denominaba “economía de guerra”. “La economía de guerra constituyó el modelo básico de la economía soviética planificada, es decir, una economía que se propone a priori ciertos objetivos -industrialización ultrarrápida, ganar una guerra, fabricar una bomba atómica o llevar al hombre a la luna- y después planifica cómo alcanzarlos destinando recursos sea cual fuere el coste a corte plazo. No hay nada exclusivamente socialista en ello.

Pero, ¿cuál ha sido la transcendencia de Marx en el siglo XXI? ¿Qué puede aportar Marx en una época tan diferente a la suya?. El proyecto socialista soviético ha muerto, el mundo se ha globalizado y el fundamentalismo de mercado ha generado enormes desigualdades económicas dentro de los países y también entre ellos. Nuestra capacidad productiva ha aumentado enormemente creando un mundo en el que la mayoría de sus ciudadanos han pasado de la necesidad a la opulencia aunque una gran parte de la población mundial todavía no haya ingresado en él. Los regímenes socialistas del siglo XX no operaban en este mundo de la opulencia sino en aquel de la necesidad, y en el mundo opulento de hoy, la adecuada alimentación, ropa, vivienda, empleos que proporcionen un salario y un sistema de bienestar para la protección de las personas frente a los avatares de la vida, es algo necesario pero no suficiente para los socialistas de hoy.

Un aspecto tremendamente negativo del capitalismo consiste en la degradación del entorno, la degradación del planeta debido a la espectacular expansión de la economía global. Cada vez se hace más necesario controlar el crecimiento económico ilimitado. El crecimiento continuado en busca del beneficios es el talón de Aquiles del capitalismo.

Mucho de lo que escribió Marx está obsoleto, no es válido para una sociedad como la nuestra tan diferente de la que él vivió, pero todavía hoy siguen siendo validas algunas de las características de su pensamiento: La primera, obviamente, es el análisis de la irresistible dinámica global del desarrollo económico capitalista y su capacidad de destruir todo lo anterior, incluyendo también aquellos aspectos de la herencia del pasado humano de los que se benefició el capitalismo, como por ejemplo las estructuras familiares. La segunda es el análisis del mecanismo de crecimiento capitalista mediante la generación de contradicciones internas: interminables arrebatos de tensiones y resoluciones temporales, crecimiento abocado a la crisis y al cambio, todos produciendo concentración económica en una economía cada vez más globalizada. La tercera característica es mejor ponerla en palabras de sir John Hicks, galardonado con el premio Nobel de Economía. “La mayoría de aquellos que desean establecer un curso general de la historia utilizarían las categorías marxistas o una versión modificada de las mismas, puesto que hay pocas versiones alternativas disponibles”