Durante
estos últimos días, los diputados del PP se están mostrando muy
indignados. ¡Vaya por Dios! Mucho me temo, que tendrán que crear un
movimiento parecido al 15-M para presentar reivindicaciones que les
protejan del acoso que están sufriendo. ¡Ah no, que tontería! ¡Si
forman parte del partido del gobierno! ¡No necesitan ningún
movimiento de este tipo! ¡Pueden hacer y deshacer las cosas a su
antojo!
Resulta
que mientras nos despertamos diariamente pensando en el nuevo caso de
corrupción que aparecerá en los medios de comunicación, o en la
indemnización desorbitada que recibirá algún político por despido
improcedente, -menos mal que el PP abarató el despido-, o en las
retribuciones astronómicas que recibirá algún directivo de banca
por sus servicios prestados, -menos mal que la gestión de muchos de
ellos fue nefasta-. Mientras nos despertamos pensando cuál va a ser
el nuevo recorte que se aplique a los ciudadanos, o qué servicio
público esencial se va a privatizar, o cuántos nuevos parados
tendremos hoy, o cuántas personas serán desahuciadas, aparece el
escrache. !Vaya! ¡Esto sí que es intolerable! ¡Inadmisible en una
democracia! Pero, ¿qué se han creído estos bolcheviques? ¿Se
creen que pueden rodear los lujosos hogares de los señores/as
diputados, lanzar soflamas, alterando el bienestar de sus señorías?
¿Pero dónde se ha visto ésto?
Me
da la impresión, de que cuando uno tiene la vida resuelta gracias a
la fortuna de tener un trabajo muy bien remunerado, y además, en
caso de perderlo, encontrar otro ipso facto gracias
a sus circunstancias personales, debe ser, pienso, muy difícil
ponerse en la situación de quien lo ha perdido todo. Debe ser así,
digo, porque no solamente los diputados del PP están indignados con
este movimiento, sino que también, a una buena parte de nuestra
sociedad bien acomodada no les cabe en la cabeza el
hecho de que en un país “democrático” como España sucedan
estas cosas. ¡Vaya! No se si tendrá mucho que ver con todo ésto,
aquello que decía Machado de que “es propio de hombres de cabezas
medianas, embestir contra todo aquello que no les cabe en la
cabeza”.
A
estos indignados, me gustaría preguntarles qué es lo que creen que
deben hacer estos miles de ciudadanos que se han quedado sin hogar o
están a punto de perderlo. A estos miles de ciudadanos sin trabajo,
sin ningún tipo de ayuda económica para sobrevivir, sin ninguna
esperanza a corto plazo. A todos estos ciudadanos, de los cuales,
muchos de ellos están enfermos o son excesivamente mayores para
tener capacidad suficiente de reconducir su vida. Creo que sería
bueno saberlo, porque ya que nuestras instituciones no son capaces, o
mejor dicho, quienes las dirigen, no quieren ocuparse de este tipo de
problemas, quizá estos indignados a título personal les puedan dar
una solución. Quizás les puedan proporcionar alojamiento gratuito
en alguna de sus propiedades, ¿y quien sabe?, hasta a lo mejor les
pueden dar una ayuda de 300 € mensuales para ir tirando.
Supongo
que me responderán con las mismas palabras que se escuchan en los
medios de comunicación a tanto “entendido” sobre estos asuntos:
“En un Estado de derecho, en una democracia hay que respetar las
leyes”. Claro, claro. No seré yo quien niegue esas palabras. Pero,
¿hasta cuándo hay que respetarlas? Porque en un Estado de derecho
en el que el respeto y cumplimiento de las leyes provoca injusticias
y desigualdades tan salvajes, en un Estado de derecho en el que es
palmario la existencia de leyes que benefician y protegen a los menos
y perjudican a los más, ¿dónde debe situarse la línea roja que
separa la obediencia de la desobediencia civil?. Un país que
tiene aversión a los referendum, un país donde los gobernantes se
creen legitimados para seguir gobernando cuando incumplen todas las
promesas con las que alcanzaron el poder, un país que únicamente
permite alzar la voz a los ciudadanos cada cuatro años en procesos
electorales, ¿qué alternativa nos queda? ¿Por qué estos
“entendidos”, en lugar de atacar el comportamiento de quienes más
desesperados se encuentran, no se muestran más comprensivos, y aúnan
sus voces para exigir al gobierno una inmediata y exhaustiva revisión
de la legislación vigente, con objeto de modificar todas aquellas
leyes que no se correspondan con lo que se entiende como medianamente
justo? Tiene bemoles, que haya sido la Unión Europea, la que le
sacara los colores al gobierno por mantener una ley hipotecaria
injusta y abusiva.
Mientras
espero la respuesta de estos indignados, voy a aprovechar para
explicarles a los diputados del PP, las causas que han llevado a que
muchos ciudadanos practiquen el escrache. También habría que
explicárselo a los del PSOE, porque son corresponsables de esta
desgracia que nos ha caído a los españoles, pero como hoy, quien
tiene capacidad de cambiar esta situación es el PP, me dirijo
exclusivamente a ellos.
Habéis
convertido la democracia en una plutocracia, gobernada por y para los
mercados y grandes poderes económicos. Habéis convertido la
democracia en un régimen oligárquico y corrupto, dirigido por
castas políticas que no muestran el más mínimo interés por las
necesidades, problemas y deseos de los ciudadanos. Habéis convertido
la democracia en la ilusión anhelante de quienes quieren seguir
creyendo en una justicia que represente a todos. ¿Qué pretendéis
entonces ahora? ¿Pretendéis que los ciudadanos se queden de brazos
cruzados ante vuestra desmesurada pasividad, mientras pierden en
muchos casos lo único que tienen y por lo que han trabajado durante
tanto tiempo? ¿Pretendéis que se queden de brazos cruzados ante
vuestra desmesurada indiferencia, mientras ven cómo sus familias o
sus vecinos encuentran en el suicidio la única salida a sus
problemas?. ¿Pretendéis que se queden de brazos cruzados mientras
las calles se convierten cada día en el nuevo hogar de cientos de
personas, avocadas a la caridad de quienes tienen más humanidad de
la que vosotros habéis mostrado? ¿Habéis tenido vosotros un
comportamiento medianamente aceptable en relación a vuestras
obligaciones y responsabilidades para exigir a los ciudadanos ahora
un comportamiento que vosotros no habéis tenido? Y todavía hay
quien tiene la desfachatez de llamar “terrorista” o “nazi” a
quienes lo único que pretenden, es recuperar lo que les han quitado
y normalizar un país que vosotros habéis arruinado.
Me
gustaría recordaros, que la democracia, esa palabra que tanto os
gusta nombrar pero tan poco practicar, es una forma de gobierno que
ha sido posible en muchos países gracias a la desobediencia civil de
sus pueblos, en situaciones en las que ya no era posible seguir
soportando los abusos y las injusticias que ejercían unos pocos
contra la mayoría. ¿Cómo si no se formó la democracia en los
Estados Unidos de América? En un sistema democrático y de derecho
hay que respetar las leyes, pero hay que cambiarlas de inmediato en
el momento que se detecta que no son justas.
El
escrache no es agradable para nadie, ni siquiera para quienes lo
practican. El escrache no está justificado cuando emplea la
violencia o la agresión, pero cuando es pacífico, se convierte en
imprescindible como método de presión, en aquellas sociedades completamente rotas por la
irresponsabilidad de sus dirigentes. No os quejéis tanto. Los
ciudadanos están teniendo un comportamiento ejemplar. En Francia,
por mucho menos, estarían ardiendo las calles. No os quejéis tanto.
Es un precio excesivamente bajo el que estáis pagando por el
excesivamente alto que tienen que pagar muchos ciudadanos a los que
habéis arruinado sus vidas.